miércoles, 12 de noviembre de 2008

Una escuela cercana a Pekín enseña oficios a mujeres campesinas para que tengan independencia
Jueves, 7 de Agosto del 2008
China se erigió hace más de medio siglo en ejemplo de sociedad igualitaria. Mao supo que no podría levantar un país devastado con la mitad de la población en casa, y dictó en 1950 la revolucionaria ley de matrimonio: iguala a las mujeres en derechos al hombre, las saca del ámbito doméstico y les permite estudiar, trabajar, heredar, elegir el marido y divorciarse. "Las mujeres sostienen la mitad del cielo", dijo a una audiencia que vio desmoronarse su credo confuciano.Pero el cielo de la mujer rural china está nublado. La pobreza la ataca tanto como al hombre, pero este suele emigrar a la ciudad y ella quedarse con los hijos con poco que ofrecer. La Escuela de Mujeres Rurales, en Dadongliu, en las afueras de Pekín, pretende paliar el problema. Desde hace 10 años, enseña a campesinas de entre 16 y 24 años oficios que les darán independencia. En tres meses aprenden a ser costureras, peluqueras, informáticas o camareras. Se prefiere a las de minorías étnicas, a evacuadas por desastres naturales y a las que vienen de áreas implicadas en la revolución comunista."No les damos una manzana sino una semilla para que planten". "Para cambiar China, antes debemos cambiar el campo, y aún antes las condiciones de la mujer rural". Son frases de Luo Zhaohong, directora, una shanghaiesa que conoció el campo durante la Revolución Cultural, cuando los urbanitas eran obligados a ensuciarse las manos en la tierra. También reciben nociones empresariales con un manual alemán: cómo inscribir una empresa o regatear precios.Eligen entre irse a la ciudad o abrir un negocio en su pueblo. En el primer caso, la escuela les busca el trabajo; en el segundo, les consigue créditos estatales con buenas condiciones. "El campo es muy duro. Iré a la ciudad para coger experiencia y después abriré un negocio para ayudar a la familia", dice Zhao Xiao Mei, mongola de 20 años, mientras enjabona el pelo a otra alumna.Resumir la situación de la mujer china es complejo, con grandes diferencias entre la urbana y la rural, la que tiene estudios y la que carece de ellos. China sale malparada si se la compara con los países desarrollados, un error recurrente. Pero bastante mejor si se compara con el resto del mundo en desarrollo. Y también está por delante de los tigres asiáticos (Japón, Singapur o Corea del Sur), donde el boom económico no ha traído políticas sociales igualitarias y las mujeres son aún invisibles. En las universidades chinas hay casi paridad de sexos.Una quincena de políticas, empresarias y presidentas de asociaciones de mujeres españolas han visitado en Pekín a sus homólogas chinas. El poso es que el camino será largo, pero la intención buena. "No hemos encontrado la resistencia a las políticas igualitarias que hay incluso en países europeos como Polonia", dice Soledad Murillo, secretaria general de Políticas de Igualdad del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.El paso más arduoEl paso más arduo será traducir ese espíritu en ley. En este año se aprobará la ley de malos tratos. Los sufren el 40% de las mujeres, sobre todo en zonas rurales, indefensas por la creencia de que es un asunto privado. "Como en las zonas rurales de España, aquí tampoco se denuncia al agresor porque se vive con él o es el vecino", dice Murillo. La ley pondrá nombre a una realidad, un paso necesario. "Los malos tratos están relacionados con la inclusión de género en las leyes. Y las leyes chinas aún tienen género", cree Chen Mingxia, directora del Centro de Estudios Legales y de Género.Los puestos directivos en el sector privado están casi monopolizados por hombres, pero las mujeres son cada vez más visibles. Zhang Yin, que dirige una empresa de reciclaje, encabezó el año pasado la lista de millonarios. Yang Huiyan, otra mujer, la lidera este año, aunque su fortuna es heredada.Un 40% de los cargos políticos están ocupados por mujeres, pero rara vez en altas esferas. Ninguna ha formado parte del Comité Permanente del Politburó (9 miembros), el máximo órgano de poder, y solo hay una en el Politburó (24 miembros). Es la vicepresidenta Wu Yi, conocida como la mujer de hierro. Su solvencia hace que le sean confiados los peores incendios, como el escándalo por la devolución de juguetes peligrosos.
Fuente: www.elperiodico.com/EDICION/ED080108/CAS/FOTOS

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